“El sistema contra ti”: y ahora qué?

La integración de niños TEA en colegios es, en muchos casos, más una quimera que una realidad, algo que denuncian padres y colectivos.

“Cuando mi hijo cumplió los dos añosempezamos a ver que se iban deteriorando sus habilidades. Empezó a perder lenguaje, la mirada… Sus comportamientos cambiaron y comenzó a estar más solo. Tras ocho meses de médicos y especialistas nos dieron un par de hojas que ponían: ‘Tu hijo es autista‘. Ahora asúmelo. No teníamos ni idea de lo que había que hacer”.

Este es el testimonio de Mar Ramos, madre de un niño autista de grado 2. Cuando ella y su marido recibieron ese documento con el diagnóstico de su hijo, comenzó un periplo para su escolarización que, a día de hoy, les sigue dando quebraderos de cabeza. A punto de cumplir los seis años, el pequeño va a tener que abandonar su colegio actual, en el cual recibe atención especial a través de un aula TEA (aula de apoyo para el Trastorno del Espectro Autista), porque desde el centro ya no pueden hacer más para ayudar a su desarrollo.

“Víctor se ha estancado y no podemos esperar a que mejore, porque no sabemos si pasará, así que hemos decidido cambiarle el próximo curso a educación especial”, sentencia Mar. Mientras pega un sorbo al café, recuerda con alegría todos los avances que había logrado su hijo y lo mucho que quiere a sus compañeros de colegio.

El modelo educativo español para niños con autismo ofrece dos posibilidades de escolarización: educación ordinaria y educación especial. La primera sería aquella que forma parte de un proyecto inclusivo, ya que el alumno acude al mismo centro que el resto de niños de su edad, realiza las mismas actividades y puede conseguir los mismos títulos escolares.

Dentro de la educación ordinaria, existen además varias opciones: que el alumno siga el mismo curso que resto de niños sin apoyo extra, añadir un maestro de pedagogía terapéutica (popularmente conocidos como PT), que sirva de soporte para ciertas cuestiones y, por último, que el menor pase unas horas del día de la jornada en un aula TEA, un espacio de refuerzo para aquellas necesidades especiales que precise.

Mientras, en un centro especial se trabaja en las necesidades concretasque presentan los niños autistas. Víctor deberá empezar el curso que viene en un colegio de estas características.

Sus padres saben que es lo mejor, aunque les resulta especialmente duro tener que “sacarle del sistema”. “Una vez que entras en educación especial, desapareces. Es como ir a un mundo paralelo. Ellos salen sin titulación oficial. Si por lo que fuera, un día mi hijo llegase a alcanzar los objetivos normales y quisiera hacer una carrera, tendría que ir a una academia privada, hacer la ESO, el Bachillerato y, a partir de ahí, incorporarse al sistema”, explica esta madre.

Mar confiesa que se siente “un poco estafada” con las aulas TEA. Lo dice sin rabia, pero sí con el pesar de haberse creído algo que, finalmente, no ha sido. Ella pensaba que podían ser una gran solución para la inclusión de niños del trastorno del espectro autista, pero se ha dado cuenta de que son una especie de “parche”, que puede funcionar para aquellos con un bajo nivel de espectro, pero no para los que precisan de más ayuda. “Si no dotas a los colegios de medios, este proyecto se va a quedar en agua de borrajas“, denuncia.

Aquí aparece la raíz del problema. La falta de recursos para lograr la inclusión educativa de niños TEA. La reclamación no es única. Hay más personas y entidades que apuntan a la misma dirección. “El hecho de que los niños con discapacidad no tengan acceso al modelo educativo ordinario con todas las garantías y que el sistema público español ejerza una presión constante sobre los padres para terminar remitiendo a sus hijos hacia una educación especial es lo que ha hecho que el comité de Naciones Unidas condene a España por incumplimeitno grave de la normativa y por segregación y discriminación de los niños con discapacidad“, manifiestan desde Segundo Maestro, una entidad dedicada a la lucha por la inclusión de niños con diversidades funcionales.

Su declaración hace referencia a un informe emitido por Naciones Unidas en 2018 y que, efectivamente, concluye que existen  “violaciones al derecho a la educación inclusiva y de calidad principalmente vinculadas a la perpetuación, pese a las reformas desarrolladas, de las características de un sistema educativo que continúa excluyendo de la educación general, particularmente a personas con discapacidad intelectual o psicosocial y discapacidades múltiples”.

Artículo de: María P. Bonmatí

Fuente + Info: El Español

 

 

 

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aula TEA, aulas, colegio, discapacidad, educación especial, educación ordinaria, estudios, formación, TEA

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